No existe el misterio en horas tranquilas, ni males ocultos donde no hay dolor.
¡Que brote jazmín desde la indecencia que otros
ojos ven!
¡Que brote un jardín de lo más cobarde que habitaba en mí!
¡Flores sin espinas!
Que nazca otra forma menos detestable a mis
propios ojos.
Brotaré con fuerza en la nueva casa que nunca
fue mía.
¡Y apareceré!
(Encarna Hernández Vizcaíno)
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