sábado, 19 de noviembre de 2016

VIDA EN EL ALMA




   
Deseo vivir, me aferro a la vida con toda mi alma.

Pero ella rehusa, no quiere, es demasiado duro y no encuentra razones que la hagan adaptarse a esto que llamamos vida.

Me pregunto por qué...

Y la vida en el alma me responde.

Porque esto no es real, no puede ser real una vida que sólo está hecha para uno mismo.

Me pregunto por qué..

Y la vida desde el alma me responde.

¿Si un ser grita de dolor, le escuchamos?

¡No!

Tan sólo oímos un rumor que pasa por nuestro lado y,
en lugar de agudizar los oídos para enterarnos bien
de cúal es su problema, tratamos de taparlos;
nos molesta, es mejor ignorarlo.

Además, no tenemos tiempo para escuchar; estamos
demasiado ocupados valorando qué son dos más dos.

Así que, en lugar de abrir los ojos y ver quiénes son 
esos dos más dos para ayudarles como si de algo
nuestro se tratara, los cerramos.

Nos conformamos pensando que nuestros hijos están bien
cuidados.

¡Nosotros sí que somos buenos padres!

Pero aun así, muchas veces, no podemos evitar que un
sentimiento de tristeza nos embargue..

Y recordamos a todas esas personas que están gritando de dolor
sin que nadie las escuche, a todas las que mueren en silencio
sin que nadie las mire, sin que nadie las consuele, sin que nadie
sienta por ellas un poco de calor humano.

Cuando eso ocurre y nos sentimos impotentes, frustrados,
incapaces de hacer algo al respecto porque hay demasiadas
trabas en el camino; porque es difícil seguir el rumbo de los
sentimientos, porque nuestra alma se resiente si pensamos
demasiado.

Cuando eso ocurre, desviamos de nuevo el rumbo.

Distraemos la mente de cosas negativas
y buscamos otras que nos alegren y nos
hagan olvidar.

¡Y lo conseguimos!

¡Es tan fácil!

¡Todo está diseñado para ello!

Pero nuestra alma...
Se va apagando poco a poco.

Y a fuerza de no oír nada,
de no ver nada,
de no querer sentir nada.

La hacemos vivir en un mundo 
que no es nada.

Si alguna vez llega el día en que 
todos seamos uno, entonces,
nuestra alma,
también será de esta vida.

¡Para siempre!


Encarna Hernández Vizcaíno