martes, 3 de diciembre de 2019

TODOS PODEMOS APRENDER DE OTROS


  No hay un ser sabelotodo y otro ignorante de todo, porque la grandeza del ser es individual y única.

 Cada cual aprende de su entorno, pero también de cómo percibe ese entorno.

 Y es maravilloso pararse un momento a escuchar a otros sin prejuzgar, más aún, cuando esos otros han bebido de fuentes de conocimiento distintas a las nuestras, pues aportarán algo que enriquecerá nuestra manera de percibir la vida.

 La percepción es un sentido, igual que el gusto, al que deleitamos probando sabores nuevos que le conceden sabiduría para degustar con conocimiento.

 Negarnos a valorar otras opciones de pensamiento diferentes al nuestro, nos empobrece a seguir viviendo en un círculo cerrado y a no ampliar nuestra visión sobre el mundo y lo que nos rodea, limita nuestras capacidades de aprendizaje y también de empatía, pues nos incapacita para entender otras políticas, otras culturas, otras religiones, otras formas de ver y vivir la vida.

 La vida es un camino de aprendizaje hasta el final, sería bueno caminar por él con los ojos muy abiertos, sin perder esa curiosidad innata que nos viene dada desde el nacimiento.

 Cuando nacemos, absorbemos todo lo que nos rodea sin cuestionarlo y eso nos hace crecer aprendiendo, por eso, los niños, esos seres nobles y agradecidos, abiertos y sanos en su manera de ver a otros que no son como ellos, deberían ser nuestro punto de referencia.

 No temamos aprender de los que piensan y son diferentes a nosotros y a nuestro entorno. 

 Podemos valorar lo ajeno, y aprender, y comprender, y compartir, y enriquecer, para bien nuestro, y para bien de todos. 

       
     (Encarna Hernández Vizcaíno)

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