
Esas mariposas elevan sus alas,
despliegan colores delante de mí,
salpican al aire su polvo desnudo,
ahuyentan fantasmas que intentan surgir.
Esas mariposas sensibles del alma
adornan mi espacio sin dejarse ver,
las tengo prendidas en lo más profundo,
quieren darme alas y hacerme soñar.
Mariposas bellas, frágiles y etéreas,
como la belleza que intento crear.
Mariposas simples, como mi cabeza,
dejadme que sueñe llegar hasta el mar.
Que dure un suspiro,
como las caricias que otorgan tus alas.
Mariposas tiernas,
dejadme mirar desde mi ventana.
Dejadme sentir desde mi locura.
Dejadme escuchar las olas del mar.
Esas mariposas se elevan en mí,
vuelan y se paran,
descansan aquí.
(Encarna Hernández)